FICHA TÉCNICA:
Dirección: Jason Reitman. Intérpretes: Ellen Page, Michael Cera, Jennifer Garner, Jasón Bateman, J. K. Simmons. Guión: Diablo Cody. Fotografía: Eric Steelberg. Música: Matt Messina. Título original: “Juno”. Nacionalidad: USA, 2007. Duración: 97 minutos. Género: Comedia dramática.
Como viene siendo habitual desde hace unos años, vuelve a aparecer una nueva cinta independiente que parecía destinada al anonimato dentro del competitivo sistema de estudios de Hollywood. El año pasado la refrescante Pequeña Miss Sunshine (Jonathan Dayton & Valerie Faris, 2007) sorprendía a propios y extraños no sólo por su gran reparto para tratarse de una producción de este tipo, sino por el soplo de aire fresco que supuso dentro del panorama cinematográfico norteamericano.
Este año es el turno de Juno, que, salvando las distancias con la película de Dayton y Faris, también ha conseguido abrirse paso entre cintas más comerciales y ha logrado algo de las que no todas pueden presumir: 4 nominaciones a los Oscars (película, director, actriz y guión). Si dejamos a un lado el tema político que esconden los famosos premios, hay que reconocer que algo está cambiando en la Meca del cine. Que la academia norteamericana se haya fijado en esta cinta como para nominarla, sobre todo, a Mejor Película sólo puede suponer dos cosas: o que la calidad de las producciones comerciales en Estados Unidos están de capa caída y la academia debe explotar el terreno del cine independiente, o bien que la cinta se ha colado por méritos propios entre las cinco mejores del año (para los académicos norteamericanos). La respuesta podía ser un poco de las dos: en un año donde han predominado las secuelas (Shrek, Piratas del Caribe, Spiderman y un largo etc.), ha quedado demostrada la falta de imaginación por la que pasa actualmente Hollywood, por lo que el cine menos comercial se ha erigido como otra propuesta a tener en cuenta y con Juno como uno de los principales ejemplos.
Con sólo dos cintas en su haber tras Gracias por Fumar (2006), Jason Reitman aparece ahora con una historia sobre una preadolescente que se queda embarazada. La historia no podía ser más convencional sino fuese por la protagonista (interpretada por una magistral Ellen Page), que intenta demostrar que tiene el control de la situación aunque en verdad sea algo que se escapa a sus decisiones.
Juno se echa a la espalda todo el peso de la producción y marca el ritmo de la película en todo momento: una especie de heroína que parece no temer a nada ni a nadie, y menos aún a enfrentarse a un embarazo no deseado. El tema del embarazo es despojado de cualquier elemento negativo, en ningún momento se muestra como una situación contra la que haya que combatir o que vaya a afectar negativamente la vida de los personajes. Esto principalmente se puede observar en la despreocupada reacción de los padres de la protagonista al enterarse de la noticia, como si fuese algo que les sucediera todos los días y de rápida solución.
A partir de aquí se puede extraer el punto más débil de la película: la irrealidad de algunas situaciones. El guión se centra demasiado en mostrarnos a Juno como una preadolescente que sabe hacer frente a su embarazo, que no necesita a nadie para llevarlo y que es una persona totalmente independiente pese a su corta edad. Al intentar conseguir esto, se generan situaciones que, aunque el guión busca en todo momento contar una historia que resulte verídica, el resultado es el contrario. Un ejemplo de ello es la citada escena en que los padres conocen la noticia, aunque existen otras bastante significativas como por ejemplo el primer encuentro entre la protagonista y los padres adoptivos de su bebé: la soltura que demuestra Juno ante tal situación es algo intencionado pero a la vez tan irreal que el espectador no puede verlo como algo que pueda ocurrir.
Pese a esto, el guión demuestra una frescura y un desparpajo que se echa de menos en las producciones actuales. Está firmado por Diablo Cody, una ex-stripper que no podía haber tenido un mejor resultado por su primer trabajo: una nominación al Oscar. Sus ácidos diálogos, y en especial cualquier frase de las que suelta Juno, junto con los personajes secundarios que van marcando el camino de la protagonista, son las principales bazas del guión de Cody, que demuestra un gran trabajo en la elaboración de los personajes y en el papel que tiene cada uno dentro de la cinta, capitaneados todos ellos por la magnífica Ellen Page. Aunque en un principio cada uno de los secundarios parece seguir un estereotipo social como por ejemplo la madre adoptiva, que en un primer momento se muestra como la mujer perfecta, con éxito, dinero, perfeccionista, y obsesionada con tener un bebé, poco a poco va cambiando su manera de ver el mundo al igual que el resto de compañeros de reparto. Según avanza la película, todos ellos van evolucionando al ritmo de la historia, y sobre todo al ritmo que marca Juno, puesto que la madurez que va desarrollando a lo largo de la cinta influye (y está influida) por los secundarios.
Otro de los elementos que marcan la producción y que definen muy bien el estilo que quiere tomar es la banda sonora, compuesta por grupos independientes como Belle & Sebastian, Sonic Youth o The Velvet Underground. Aunque la música está demasiado omnipresente durante toda la cinta, incluso en algunos momentos de manera innecesaria, es muy de agradecer que se haya optado por este tipo de grupos para ambientar las escenas, ya que ayudan mucho en conseguir el tono ideal para una producción independiente.
Como punto final, haciendo referencia al principio de la reseña, sólo cabe decir que las comparaciones que existen entre esta cinta y Pequeña Miss Sunshine no tienen razón de ser ya que nos encontramos con cintas radicalmente distintas, aunque algunos se escuden en que las dos son producciones independientes como argumentos para sus ideas. No se puede decir que dos largometrajes son iguales, o intentar equipararlos, porque sus presupuestos sean relativamente reducidos: cada película defiende unas ideas a partir de la historia que narra, independientemente del dinero que se haya gastado la productora en realizarla.
Carlos Sanz
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