Cuentos de Terramar

CALIFICACIÓN: ***


FICHA TÉCNICA:

Dirección: Goro Miyazaki. Guión: Goro Miyazaki & Keiko Niwa basado en la serie de novelas “El Ciclo de Terramar” de Ursula K. Le Guin. Producción: Toshio Suzuki. Música: Tamiya Terashima. Dirección artística: Yoji Takeshige. Título original: “Gedo Senki (Tales From Earthsea). Nacionalidad: Japón, 2006. Duración: 115 minutos. Género: Animación.

Cuando uno lee los títulos de crédito de esta película, donde aparecen juntos los nombres de Goro Miyazaki (que no Hayao) y el Studio Ghibli, no puede evitar el evocar algunas de las más grandes películas de animación japonesa que se han producido en la sede del estudio como La Tumba de las Luciérnagas, La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro.
Pero nada más lejos de la realidad: sólo con el nombre no se consigue el éxito, ni mucho menos una obra de calidad. Parece que a Goro le ha pesado demasiado ser hijo de quien es, y es inevitable analizar con lupa cada uno de los detalles de la película y no ponerlos en comparación con obras anteriores del maestro Hayao.
La estética que predomina durante toda la película es muy similar a largometrajes anteriores de Ghibli: los infinitos paisajes, los elementos fantásticos, la mezcla de modernidad y antigüedad, y los personajes femeninos. Todos ellos son elementos muy característicos del estudio y de las películas de Hayao Miyazaki, algo que ha tomado como punto de partida su hijo y que supone el principal punto positivo de toda la cinta.
Por ejemplo, nos encontramos con que la estética que presentan los soldados es muy similar a la de algunos personajes de Nausicaä del Valle del Viento (Hayao Miyazaki, 1984), al igual que el tipo de espadas que utilizan, que parecen ser tomados conscientemente de la película de su padre. Otro elemento que no se puede tener por original de la cinta son las vestimentas de los protagonistas, que nos recuerdan demasiado a la mítica serie Heidi, la Niña de los Alpes (Isao Takahata, 1974).
Si seguimos enumerando características que adopta Goro en su película también hay que hablar del mapping (los personajes se dibujan a mano y los fondos a ordenador para crear escenas más dinámicas con menor coste), técnica de la que fue pionero su padre en La Princesa Mononoke (1997). La clave no está únicamente en el uso del mapping, si no en que el director prácticamente calca escenas de otras películas del estudio.
Ante esta situación es inevitable preguntarse quién ha planteado esta idea de tomar obras anteriores para la nueva película, lo que hace que sólo se vea como una cinta original si no se ha disfrutado de trabajos anteriores de los maestros Miyazaki y Takahata. Posiblemente la productora prefería trabajar sobre seguro y ha introducido estás características dentro de la obra para que nos recordara a otras grandes películas, una finalidad que consiguen con creces.
Sin embargo esto no deja en muy buen lugar a su director: demuestra que por ahora este tipo de cometidos le quedan grandes y que la falta de originalidad de su trabajo no deja lugar a dudas.
Si el director queda en mal lugar por adoptar todas estas características de una forma tan clara, sin ningún tipo de tapujos y sin buscar una nueva iconografía para su película, con ésta ocurre todo lo contrario. Gracias a la aportación de otras obras como las que he nombrado antes, nos encontramos con un asomo de los mejores ejemplos de la Historia de Ghibli, con lo que podía haber sido y no fue: la fantasía a la que nos tienen acostumbrados se consigue con esos pequeños elementos de Nausicaä o de Mononoke, pero el conjunto no termina de cuajar como una obra completa. Le falta algo, y ello es sin duda el trabajo del director para saber unificar un material de tanta calidad.
Aparte de lo anterior, cabe destacar que la película está basada en una serie de novelas: El Ciclo de Terramar de Úrsula K. Le Guin. Al igual que pasó hace unos años con la adaptación al cine de Alatriste (Agustín Díaz Yanes, 2006), nos encontramos con tanto material literario que al pretender realizar una película de todo ello, el resultado es una historia enrevesada, con numerosos hilos argumentales que quedan sin resolver y con otras que están metidas a presión. Con Terramar sucede exactamente lo mismo: la historia parece tan compleja y quiere abarcar tanto que muchos elementos se quedan en el aire, algo muy frustrante para los que no hemos leído las novelas.
Si a todo esto le unimos que Joe Hisaishi, un habitual de los trabajos de Hayao Miyazaki, no colabora en la banda sonora, el resultado es que la enorme calidad a la que nos tienen acostumbrados los directores del Studio Ghibli se ha visto salpicada con una mancha en su expediente con esta película.
Al ver Cuentos de Terramar no nos vamos a encontrar una de las mejores cintas de Ghibli, de historias con moralejas y personajes desconocidos con los que nos podamos identificar. Es una película que se caracteriza por estar realizada en el estudio japonés, pero que no alcanzará los niveles de calidad de los grandes maestros de la animación: la sombra de Hayao Miyazaki es demasiado larga.

Carlos Sanz

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Eso, teniendo en kuenta ke Goro y su paap akabaron un poko tarifando, no hace falta saber muy bien porke. De hecho, dudo mucho ke Goro sepa aun el lastre ke tendria ke llevar a kuestas si se keda ahi. Eso es komo intentar imitar a Whitney Houston en OT, pues hagas lo k hagas te va a kedar grande. Originalidad es lo k mas brilla, por su ausencia.

De todos modos, kreo k lo mas impactante es la falta de soltura ke lleva la peli. Es komo un experimento mal kontado. Parece ke va a ser la llegada el espiritu santo y solo aparece un kuervo k se choka kontra un arbol. Anuncia algo ke nunka termina de llegar. Ay Goro Goro... lo ha intentado pero has kedao regumal.

Esperemos lo nuevo de Hayao, pal 2027 por lo menos, aki en España, por lo menos.

Salu2.-
The peephole ha dicho que…
que tal esta la peli?
Liliana ha dicho que…
Me gustaría seguir leyendo tus críticas. Espero que pronto haya más en tu blog.
Un abrazo.
Shoot-the-reality ha dicho que…
tu blog es muy bueno.
Me gusta mucho el cine y naranja mecánica es mi película preferida. Adoro a malcolm mcdowell.
Buena continuación