Distrito 9

CALIFICACIÓN: ****


FICHA TÉCNICA:
Dirección: Neill Blomkamp. Intérpretes: Sharlto Copley, Jason Cope, David James, Vanessa Haywood, Mandla Gaduka. Guión: Neill Blomkamp & Terri Tatchell. Fotografía: Trent Opaloch. Música: Clinton Shorter. Nacionalidad: Nueva Zelanda, 2009. Duración: 111 min. Género: Ciencia-Ficción.

Existen películas que abarcan tantos conceptos y pretenden transmitirnos tanta información que sólo tienen dos formas de hacerlo: con una metraje casi interminable o resumiendo algunas de sus partes que se consideren menos importantes y con menos peso dentro de la historia general. Guillermo del Toro se decantó por esta segunda opción en la segunda parte de Hellboy, cuyo principio narra una compleja historia mitológica que es de vital importancia conocer para entender el resto de la película, pero que se puede presentar de forma resumida para no comenzar con una narración infumable.
Con Distrito 9 ocurre algo muy similar. El principio de la cinta supone la presentación de la situación actual de la historia. Así se suceden una serie de escenas, a modo de reportaje de telediario, que nos muestran el origen del conflicto desde la llegada de los extraterrestres a nuestra planeta, su asentamiento, los problemas que ello supuso con las poblaciones humanas colindantes y los distintos altercados que se han dado. De esta manera nos encontramos con que los aliens llevan ya 20 años sobreviviendo en un gueto a las afueras de Johannesburgo, donde se encuentra la nave nodriza. En todo este tiempo han sucedido numerosos conflictos con los extraterrestres, aparición de asociaciones a favor y en contra de ellos y, sobre todo, la aparición de un racismo que cada vez se hace más patente en la sociedad.
Los planos de la nave, de la violencia y de la vida en el gueto, se alternan con declaraciones de especialistas en la materia, que sirven para introducirnos rápidamente todo este complejo entramado inicial que sirve de punto de partida para el espectador. El ritmo que marca esta introducción es de una agilidad que se mantendrá durante el resto del metraje, sin decaer en ningún momento y con cortes de gran naturalidad. Y es precisamente esta forma tan espontánea de cortar planos cuando uno de los personajes está hablando o situaciones en las que el cámara se debe poner a cubierto, que impregnan a la cinta de un estilo muy documental. Hay que aclarar que no nos encontramos con una película del tipo “cámara en mano” al estilo de Rec o Diary Of The Dead: aquí se pretende buscar la naturalidad alternando este recurso con las entrevistas, fragmentos de noticias o debates televisivos.
¿Pero cómo se puede hablar en términos de “documental” o “natural” de una película donde la mayoría del metraje está poblado de extraterrestres? Es evidente que no podemos tratarla como una historia calificada como real o que pudiera suceder actualmente, pero es precisamente ese inicio tan arrollador el que absorbe al espectador y le hace partícipe de una historia sin que se pregunte si puede ser realidad o no. Sin duda esa debió ser una de las principales dificultades con que se encontró Neill Blomkamp cuando se tuvo que enfrentar a la historia, puesto que en principio es muy difícil conseguir transmitir una historia tan irreal de manera tan natural. Aunque se trata de su ópera prima como director (la mayoría de sus trabajos anteriores estaban centrados en los efectos especiales) ha conseguido elaborar una cinta bastante compleja, que destaca especialmente por su apartado técnico y con una historia bastante novedosa.
Sin embargo el guión no sólo destaca por el argumento general del que trata la cinta. No habla sólo de la marginación que sufren los extraterrestres por los seres humanos simplemente por el hecho de ser distintos, también nos exponen la relación entre un alien y un humano que deben aparcar sus diferencias y colaborar por un fin común que es su supervivencia. Es cierto que la psicología de los personajes no está muy trabajada en ninguno de los casos y que sin duda esto podía haber sido un aliciente interesante en la historia, sin embargo sí que hace especial hincapié en esta extraña interactuación entre dos seres en principio tan diferentes pero con objetivos muy similares.
Y digo en principio porque si algo quiere mostrarnos la cinta es que los prejuicios son fatales para las relaciones humanas (y extraterrestres). La película nos demuestra que la sociedad actual está tan influenciada por los medios de comunicación, con una mentalidad tan prejuiciada con respecto a lo extraño que se piensa que todo lo desconocido es malo. Es realmente interesante observar, a partir de la película, como los comentarios que hacen los “especialistas”, supuestos conocedores del tema que tanto han investigado, demuestran que en realidad no son tan eruditos en el asunto, sino que se basan en suposiciones propias o en las de otros que tampoco han tomado la información de primera mano o que, en el caso de que lo hayan hecho, la han reinterpretado con total arbitrariedad. Eso demuestra una total desinformación que, a través del filtro de los medios de comunicación, llega a todo el mundo trasladándolos sus prejuicios racistas.
La ausencia de conocimientos sobre los seres extraños hace que los humanos les utilicen despiadadamente: cuando quieren algo de ellos los chantajean y cuando no les son útiles se olvidan de ellos. El protagonista es uno de ellos, puesto que es un alto cargo del gobierno encargado de la supervisión del gueto y por lo tanto uno de los que trata más a menudo con los extraterrestres. En sus primeras intervenciones se muestra como una persona tímida con los humanos pero implacable con los aliens, humillándolos y chantajeándolos para conseguir lo que quiere, puesto que para él no le merecen ningún respeto. Sin embargo la historia cambia y se ve obligado a convivir con ellos y, por lo tanto, a conocerles mejor. Este es un punto interesante porque en algunas películas, el arco de transformación del personaje se produce de manera brusca, algo que el espectador no puede entender como algo natural que pueda suceder en realidad, sino que aquí se da de manera paulatina y mucho más lentamente.
Por eso el protagonista acaba realizando acciones que en principio ni él mismo hubiera imaginado: es una bonita metáfora de cómo una persona debe sacrificarse por el bien común, pese a que sea contrario a sus pensamientos.


Carlos Sanz

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