En Tierra Hostil

CALIFICACIÓN: ****


FICHA TÉCNICA:
Dirección: Kathryn Bigelow. Intérpretes: Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse. Guión: Mark Boal. Fotografía: Barry Ackroyd. Música: Marco Beltrami & Buck Sanders. Nacionalidad: Estados Unidos, 2008. Duración: 125 min. Género: Bélico.

"La guerra es una droga". Con esa lapidaria premisa comienza The Hurt Locker (En Tierra Hostil), la última película de Kathryn Bigelow. Pese a que fue presentada en el Festival de Venecia del año 2008, no ha sido hasta ahora cuando ha llegado a las pantallas comerciales, por lo que se ha colado un año después en la maratoniana carrera hacia los Oscars. Salvando las discusones de si los premios de la academia norteamericana los reciben los que realmente los merecen y no forma todo parte de una gigantesca campaña de marketing para conseguir más beneficios de taquilla, hay que decir que esta película tiene suficientes argumentos como para estar entre las mejores del año.
Bigelow nos plantea una propuesta no demasiado original: los soldados en la guerra de Irak y cómo les afecta el conflicto. Sin embargo su estética, su cuidada puesta en escena, su sólido guión y sus personajes suficientemente realistas, son elementos que sustentan por si solos la cinta y le elevan a cotas mayores que otras anteriores. Desde el primer minuto el espectador se olvida de que se encuentra en una sala de cine: el estilo, rozando el documental, nos sumerje inmediatamente en la vida de los soldados y en particular en el grupo de artificieros protagonistas y sus constantes operaciones al filo de la muerte. Bigelow sabe tratar muy bien al espectador en todo momento, calculando cada plano para que no se pueda evadir de la película, lo que nos mantiene continuamente anclados a la butaca.
A esto ayuda el guión, escrito por Mark Boal, cuya ópera prima también trataba la guerra de Irak: En el Valle de Elah. El trato de los personajes, perfectamente individualizados nos ayudan aún más a integrarnos dentro de la historia y a acompañarlos como si fuésemos uno más del grupo. El trío protagonista se compone del artificiero que se encarga de desactivar cualquier artefacto explosivo y los dos soldados cuyo cometido es salvaguardarle en cada una de sus operaciones. El primero, protagonista principal de la película, se nos muestra como el perfecto ejemplo de la premisa que nombraba al principio: un ser humano normal y corriente al que la guerra le cambió, un adicto a los conflictos armados que no puede vivir otra vida que no sea la de un soldado en combate, la de un hombre que se juega su existencia a cada instante. Es muy interesante cómo se produce la conexión entre el trío protagonista cuando el personaje principal entra a formar parte del grupo: él es tremendamente temerario, algo que no pueden entender sus dos compañeros. Además uno de ellos es el ejemplo contrario: debe acudir al psicólogo para refrenar su miedo a la muerte y para intentar controlar sus temores, para así no poner en peligro a sus compañeros durante una expedición.
Pero si ya es difícil conseguir una relación realista entre personajes tan distintos, el mayor mérito del guión es conseguirlo en una situación límite como es una guerra. Aquí los sentimientos de cualquier persona no son los mismos que si vivieran sus vidas de forma cotidiana: el conflicto, el miedo, la violencia, la falta de escrúpulos, la total desvalorzación que sienten por la vida humana son temas constantes a lo largo de todo el metraje y todo ello mostrado de la manera más realista posible.
Además es muy interesante que a Bigelow no sólo la interesa mostrarnos a los personajes en el campo de batalla: también aparecen en su vida cotidiana, mostrándonos cómo se sienten los soldados cuando se los aleja de esa droga a la que llaman guerra. Aquí también podemos observar cómo son realmente los personajes a los que hace referencia, especialmente el protagonista, el más adicto de los tres. Para él no existe vida sin guerra, no se siente feliz si está fuera del campo de batalla, siente que le falta algo pese a estar junto a su mujer y su hijo. No puede continuar así eternamente, por lo que tiene que volver a Irak.
El ritmo que impone Bigelow desde el principio es realmente frenético: muy pocos son los momentos donde el espectador puede pararse a reflexionar, como tampoco tienen tiempo de hacerlo los soldados durante la guerra. Sin embargo estas escenas, que en algunos casos tienen su razón de ser, en otras sólo consiguen ralentizar el discurso de la película, sumergiendo al espectador en un estado de sopor muy diferente al ritmo que predomina el resto del metraje.
En Tierra Hostil no es la primera película, ni mucho menos, que trata el tema de la Guerra de Irak. Sin embargo es de las pocas cuyo planteamiento se presenta prácticamente neutral: ejemplos como Jarhead (Sam Mendes, 2005) o Redacted (Brian de Palma, 2007) toman un posicionamiento bastante evidente después de un primer visionado. Sin embargo Bigelow quiere huir de eso: no la interesa lo más mínimo la guerra en sí, pudiendo haber ambientado la historia en cualquier otro conflicto armado anterior. En lo que se quiere centrar es en sus personajes, en los soldados que viven día a día esa situación y en cómo les afecta y a algunos les cambia radicalmente. Desde luego eso lo hace perfectamente.
¿Puede alguien volverse realmente "adicto" a la guerra?¿Puede existir alguien que de verdad disfrute y sólo sea feliz si está arriesgando su vida a cada minuto? Según Bigelow y su cinta sí, y de la manera que expone sus argumentos, cualquier espectador la daría la razón.

Carlos Sanz

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