Tarsem Singh (II)

Películas
Continuamos con el estudio sobre Tarsem Singh, en cuya primera parte ya veíamos sus primeros trabajos como creador de videoclips y de publicidad para televisión, ahora es el turno de analizar sus trabajos cinematográficos. Desde el año 2000 que estrenó su primer largometraje, The Cell, hasta el 2007 que vio la luz su última producción, The Fall, sólo ha trabajado en estos dos proyectos, aparcando momentáneamente otros géneros audiovisuales. Y no sin razón: la realización de The Fall le llevó 7 años de intenso trabajo buscando localizaciones y escenarios por todo el mundo. Por ahora vamos a centrarnos en cada una de ellas detenidamente.
The Cell (traducida en España como La Celda) está protagonizada por Jennifer Lopez y Vince Vaughn. La historia trata de un asesino en serie que queda en estado catatónico cuando los policías entran en su casa. Puesto que no pueden interrogarle para averiguar dónde se encuentra su última víctima, recurren a la doctora Catherine Deane (Lopez) que ha desarrollado un sistema muy singular para tratar pacientes autistas: una especie de hipnosis en la que la doctora puede introducirse en el cerebro de paciente y a partir de ahí iniciar al tratamiento. Es evidente que una en una situación donde se introduce en los recuerdos del asesino, sus experiencias y sus traumas, pronto afectarán a la doctora y llegará un momento en el que no podrá diferenciar la realidad de la ficción.
El argumento en verdad es muy simple, no va más allá de un típico thriller policíaco donde los detectives deben ingeniárselas para encontrar a la última víctima del asesino antes de que muera. Aunque los métodos no sean muy ortodoxos, nos encontramos con elementos típicos del subgénero: el trauma del malo viene dado por las palizas que recibía de su padre cuando era un niño, de donde surgió una introversión que dio lugar a su complejidad psicológica; el ritmo de la película; ese final in extremis; etc. No se le puede adjudicar a Tarsem que haya reinventado este subgénero con su película, pero sí podemos declarar que con él y con esta película nos estaba allanando el terreno para lo que vendría después.
El año anterior al estreno de The Cell había visto la luz Matrix, una obra visualmente vanguardista donde la estética ciberpunk se mezclaba con distintas ramas filosóficas para crear un conjunto único e inimitable. Con ella el público experimentó una nueva dimensión de imágenes, algunas de ellas totalmente innovadoras y hasta el momento inimaginables. Con esto no pretendo comparar a Tarsem con los hermanos Wachoswski: lo que intento dar a entender es que el cine había llegado a unos límites visuales y de efectos ópticos que no los más optimístas se habrían atrevido a pronosticar. Matrix supuso un antes y un después si tomamos como referencia estas características, pero aunque el público ya se había "acostumbrado" a este tipo de asombrosas imágenes, Tarsem todavía quiso ir más allá con The Cell.
El argumento permite que numerosas escenas de la película tengan lugar dentro de la mente del asesino, por lo que el director puede imaginarse un universo completo y plasmarlo en la pantalla sin ningún tipo de limitaciones. Según avanza la doctora Deane por los distintos recovecos y vivencias de su paciente, tanto los escenarios como la fotografía o la propia estética varían con ellos. Así se nos muestran desde interiores que parecen directamente extraídos del videoclip Losing My Religion de REM hasta lugares y elementos irreales que sólo han podido ser dados a luz por una imaginación (casi) ilimitada. Pero no sólo los escenarios muestran esta originalidad: el vestuario y el maquillaje que muestra el asesino, como ser omnipotente en su propia mente, nos hace entender que no se trata de un simple ser humano sino que, sólo con verlo, ya podemos entender que está por encima de la doctora o del policía, que también se introduce en la mente del asesino.
En esta cinta ya podemos observar cómo ha introducido Tarsem algunos elementos que utilizó en trabajos anteriores para televisión dentro del ámbito cinematográfico, no por ello renunciando a las reglas propias del séptimo arte. Se produce una mezcla de estilos, especialmente en el campo estético, que tendrán su culminación en la, hasta ahora, última película del director, The Fall.
El segundo largometraje de Tarsem recogió premios por todo el mundo, entre ellos el de Mejor Película en el Festival de Sitges o la Mención Especial para el director en el Festival de Berlín de 2007. Y no es para menos. La historia es mucho más compleja que la de su anterior cinta: en un hospital de Los Ángeles, durante las años 20, un especialista de cine es ingresado por una fatal caída. A la posibilidad de quedarse parapléjico se le une que su novia le ha abandonado y que ha perdido su trabajo. Allí conoce a una niña pequeña que tiene el brazo escayolado por otra caída ("The Fall" es lo que los une), a la que pretende utilizar para conseguir todas las pastillas posibles para suicidarse. Para ello, se inventa una épica historia donde 5 valientes héroes deben salvar su honor y acabar con el dictatorial gobernador Odious.
Pero la historia va más allá, va mucho más allá. No se centra en narrar una simple historia preconcebida y ajena a su autor: él creador forma una parte capital de su obra, que está impregnada de sus sentimientos, los cuales condicionan los acontecimientos de la manera más directa. Tarsem no sólo habla de la historia de un especialista de cine deprimido: habla de todos y cada uno de los creadores de cine y de cómo su manera de ser y su situación personal afectan significativamente al resultado final de la obra. Podríamos decir que la película es un homenaje al cine en general y al cine mudo en particular.
Al igual que en The Cell, Tarsem utiliza la mente del ser humano como escenario para el desarrollo de los acontecimientos: "me interesa mucho la fantasía de la mente". Si en la primera película nos situaba dentro del cerebro de un asesino en serie, esta vez retrocede en el tiempo para adentrarse en la imaginación desbordante de la pequeña Alexandria (Catinca Untaru). Por el hecho de que estemos hablando de una niña como protagonista, no quiere decir que la historia sea más simple o más infantil, al contrario: la ilimitada imaginación que tiene un niño pequeño para asimilar cualquier cosa que le cuenten los adultos y cómo reinterpretan esa información según su mente es lo que prima principalmente en la historia, exponiendo siempre el punto de vista que tiene la niña de lo que le cuenta Roy Walker (Lee Pace).
Pero si estamos hablando de esta película es porque nos interesa cómo la realizó Tarsem, de qué manera concreta y por qué no de otra. Simplemente, como dato curioso, decir que el rodaje se produjo en, atención, 28 países distintos. Una producción así habría sido mucho más fácil de hacer en un estudio, simulando las distintas localizaciones, lo que supondría un gran ahorro de tiempo y de dinero. Sin embargo el director quería estar allí, no le valía nada irreal o inventado: los paisajes son tan importantes como los propios actores, puesto que también nos muestran la manera de ser y los sentimientos de los personajes. Esto demuestra la gran importancia que tienen para Tarsem las localizaciones donde rueda.
El tipo de planos que utiliza también son muy significativos en su estilo. En The Cell mayoritariamente nos encontramos con planos cortos, donde los personajes tienen el espacio muy limitado, haciendo referencia a la mente del criminal donde se encuentran, un lugar claustrofóbico donde los personajes no se pueden mover con total libertad. Sin embargo en The Fall es todo lo contrario: la pantalla se abarrota de planos generales, grandes especios abiertos de gran colorido que hacer referencia a la ilimitada imaginación de la niña protagonista, siempre con nuevas ideas e historias en la mente.
Así podemos observar que el estilo de Tarsem siempre ha seguido una línea contínua, muy definida y sobre todo muy característica. Actualmente se encuentra trabajando en su nuevo largometraje, titulado War Of Gods. Protagonizada por el héroe clásico Teseo, promete grandes dosis de efectos visuales espectaculares y de imágenes inolvidables por la guerra que enfrentará a dioses con titanes. El propio director ha calificado que el estilo de la película será una mezcla entre Caravaggio y El Club De La Lucha, mientras que los productores serán los mismos que trabajaron en 300 (Zack Snyder, 2006). No se qué opinaréis vosotros pero yo creo que han acertado con la elección de Tarsem.

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