Historia de la animación (II)

Tras una serie de obras destacables como el cortometraje de Winsor McCay Gertie, The dinosaur (1914), donde se combinaban planos animados del animal con imágenes reales de su domador, aparece en 1917 el que está considerado el primer largometraje animado de la Historia. Realizado por el ítalo-argentino Quirino Cristiani, tenía una duración de 60 minutos que representaban una sátira política centrada en el por entonces presidente de Argentina, Hipólito Yrigoyen, titulada irónicamente El Apóstol. Sin embargo no queda ninguna copia completa del largo ya que se perdió casi todo en un incendio y el resto se utilizó como reciclado del celuloide para la fabricación de peines. Apenas se pueden encontrar algunas imágenes.
La primera película de animación que se conserva enteramente es muy posterior, de 1926. Lotte Reiniger realizó durante tres años en su Alemania natal Die Abenteuer des Prinzen Achmed (Las Aventuras del Príncipe Achmed). Más cercana al stop motion, utiliza figuras de papel negras para crear a los personajes y los superpone sobre fondos de colores que representan los distintos escenarios. Su duración es de unos 65 minutos y narra la odisea del príncipe Achmed en su intento de rescatar a su hermana secuestrada y también a la mujer a la que ama.



En 1928 aparece la primera obra con sonido sincronizado, ni más ni menos que uno de los hitos de la Historia de la animación: Mickey Mouse. Ya desde 1919 podemos encontrar ejemplos de cortos animados con sonido, como en las Silly Symphonies de Disney. Sin embargo no es hasta 9 años después cuando Ub Iwerks presenta en el Colony Theatre de Nueva York al famoso ratón silbando mientras navega con su barco, otro de los hechos capitales dentro del cine de animación.



En los años posteriores, el cine de animación fue perfeccionando estas primeras técnicas a las que se añadían narraciones más complejas, obras de mayor duración y otros avances como el uso del rotoscopio, inventado por Max Fleischer en 1915 y utilizado por él y su hermano Dave en sus cortos a principios del siglo XX. Este aparato utilizaba proyecciones de imágenes reales que eran calcadas por el animador para conseguir unos movimientos totalmente naturales, como se puede observar en Snow White and the Seven Dwarfs (David Hand, 1937).
Tras varias décadas en las que se fue innovando cada vez más el campo de la animación, los aparatos digitales marcaron una revolución en la forma de crear estas obras y sobre todo en la manera en que el espectador disfrutaba de ellas. Los primeros ejemplos del uso de ordenadores para realizar películas animadas se remontan a los años 60, cuando la productora norteamericana Hanna & Barbera comenzó a experimentar con el uso de estas máquinas para aplicar los colores a los distintos fotogramas. De esta manera se ahorraba mucho tiempo y dinero pero se perdía ese aire artesanal de antaño.
No es hasta 1981 cuando el húngaro John Halas realiza Dilemma, el primer corto realizado enteramente por ordenador. Tras él surgiría el estudio de animación norteamericano Pixar, el mayor exponente en animación por ordenador. Ellos fueron los que crearon el primer largometraje realizado enteramente con esta técnica: Toy Story (John Lasseter, 1995).
En los años posteriores no se ha dejado de innovar dentro de este ámbito. Así nos podemos encontrar con ejemplos como Polar Express (Robert Zemeckis, 2004) donde aparte de utilizar ordenadores, se usaba la técnica del motion capture (captura de movimientos de seres humanos digitalizados para crear los personajes de ficción).

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