The Danish Girl

CALIFICACIÓN: ***



FICHA TÉCNICA:
Dirección: Tom Hooper. Intérpretes: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Matthias Schoenaerts, Amber Heard, Ben Whishaw, Sebastian Koch, Victoria Emslie, Adrian Schiller . Guión: Lucinda Coxon. Fotografía: Danny Cohen. Música: Alexandre Desplat. Nacionalidad: Reino Unido. Duración: 120 min. Género: Drama, Romance, Biopic.

Tom Hooper siempre ha sido un director de actores: ha sabido rodearse de grandes intérpretes en sus películas y ha conseguido sacara lo mejor de ellos para enriquecer sus obras. Ya lo consiguió con el trabajo de Michael Sheen en The Damned United (2009), donde interpretaba a Brian Clough, que debía coger las riendas del Leeds United después de su etapa más gloriosa. Lo mismo ocurrió con otros largometrajes posteriores, especialmente con The King's Speech (2010) donde el trío protagonista encabezado por un muy motivado Colin Firth eran suficiente argumento como para disfrutarla. Esto, unido a su aparente predilección por los biopics basados en historias de superación personal, se vuelve a dar en su última película, donde encontramos un auténtico duelo interpretativo entre la pareja protagonista.

Por un lado está el reciente ganador del Oscar a Mejor Actor, Eddie Redmayne (que ya trabajó bajo las órdenes de Hooper en Les Misérables (2012)), que en esta ocasión pasa de interpretar a uno de los físicos más famosos y respetados de la Historia como es Stephen Hawking para ponerse en la piel de Einer Wegener, posteriormente Lili Elbe, un pintor de finales del siglo XIX que acabó cambiándose de sexo. Un papel complicado ya que se trata de un personaje complejo, con multitud de inquietudes interiores que debe expresar al espectador pero que debe mantener ocultas al resto de personajes, por lo que la delgada línea de expresividad debe estar en todo momento controlada o caería en la inverosimilitud. Además la evolución de la feminidad del personaje también se produce muy lentamente y es este ritmo el que está marcado no sólo por la trama principal, sino por la gestación y propia evolución del personaje. Cuando hablo de la evolución del protagonista no me refiero a una transformación en la personalidad interior del personaje, puesto que apenas sufre ninguna a lo largo de la obra ya que desde el principio tiene claras sus prioridades y sus objetivos, sino en su trsnformación física. Este es el tipo de película que está concebida no para que el protagonista evolucione durante la trama, sino para que influya en los demás y les transforme a ellos.

El principal ejemplo de ello es el rol de Gerda Wegener, mujer del protagonista, interpretada por Alicia Vikander. Sin duda este es el elemento principal de la película, el personaje más interesante de la obra y la mejor interpretación que podemos encontrar en la misma. Aunque se la ha relegado equivocadamente a un caracter secundario, su peso en el desarrollo de la trama principal y sobre todo sus aportaciones a la subtrama de la relación con su marido son de lo más interesante de la película. Además ella sí que sufre una transformación durante el metraje, y no sólo una sino varias ya que se va amoldando con mayor o menor facilidad a los vaivenes vividos por Eddie Redmayne, que la llevan a afrontar todo tipo de situaciones que fuerzan hasta el límite sus sentimientos por él, algo que siempre acaba primando.

Aunque la historia esté ambientada a caballo entre el siglo XIX y principios del XX, pese a lo extraordinario de las vivencias de la pareja protagonista, algo que se aclara desde el principio es el ambiente de mentalidad abierta y progresista que comparten ambos, como pintores y como asiduos a distintos círculos intelectuales de la Europa de esos años. Es decir, que la actitud de ella no chirría en cuanto a la aceptación de la extraordinaria condición de su marido y que no son sólo sus sentimientos por él lo que condiciona sus acciones.

Sin embargo lo que en un principio se muestra como una lucha de egos entre dos pintores que buscan el éxito (él con más suerte que ella), rápidamente se torna en la historia del cambio de sexo del protagonista y en sus inquietudes, algo que por otra parte ya se ha explotado en otras películas aunque no de manera tan eficaz por parte del elenco. Esta primera parte de confrontación entre dos artistas que buscan abrirse paso podría haber sido una subtrama que se hubiera desarrollado durante la película pero que sin embargo quedar rápidamente olvidada. Aparte de esto la dirección de Tom Hooper tampoco es demasiado reseñable, sino que es demasiado teatral como ya viene sucediendo en su filmografía: se limita a crear un escenario donde los dos personajes puedan desarrollar sus interpretaciones, que por otro lado siempre son magníficas.

Quizá deberíamos agradecer a Hooper que no intente extralimitarse en sus funciones y sobre todo que consiga legarnos casi siempre unos trabajos de interpretación tan complejos y a la vez tan complejos, como son en este caso los de Eddie Redmayne y, especialmente, el de Alicia Vikander.

Carlos Sanz

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