The Good Dinosaur

CALIFICACIÓN: ***


FICHA TÉCNICA:
Director: Peter Sohn. Intérpretes Jeffrey Wright, Frances McDormand, Maleah Nipay-Padilla, Ryan Teeple, Jack McGraw, Marcus Scribner, Raymond Ochoa, Jack Bright, Peter Sohn. Guión: Meg LeFauve. Música: Jeff Danna, Mychael Danna. Nacionalidad: Estados Unidos. Duración: 100 min. Género: Animación, Comedia, Aventuras.

Siempre ha habido comparaciones en el mundo de la animación sobre los grandes personajes que han destacado en este campo del cine. Uno de los primeros, a nivel internacional, fue la comparación entre Hayao Miyazaki y Walt Disney, calificándole a aquél del "Disney japonés". Salvando la gratuidad de la calificación, y sin entrar en este momento a analizar su correspondecia con la realidad (a mi parecer, ni mucho menos), esto sirvió como base para establecer un puente entre Oriente y Occidente en cuanto a sus producciones animadas, y no sólo a nivel de autores sino también a nivel de estudios.

Por eso ya hace años que se lleva tratando el tema de la comparación entre Pixar y el Studio Ghibli como los dos grandes estudios (este último está actualmente fuera del mercado de la producción cinematográfica hasta nuevo aviso) de animación del mundo, principalmente por el nivel que han conseguido mantener durante décadas en sus producciones. Sin embargo, ambos estudios no sólo comparten las partes positivas de contar con genios en sus equipos, sino también la negativa: concretamente el problema generacional de adoptar nuevos directores.


En el caso del Studio Ghibli, ya se ha demostrado históricamente que directores como Tomomi Mochizuki, Yoshifumi Kondo, Gorō Miyazaki o Hiromasa Yonebayashi, sin ser malos directores ni legarnos malas películas, no están a la altura de los dos genios fundadores que son Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Esto lamentablemente está ocurriendo en Pixar, donde directores como Mark Andrews, Dan Scanlon o el que hoy nos ocupa, Peter Sohn, de nuevo sin ser malos realizadores, no están a la altura de los grandes del estudio como Lasseter, Stanton o Docter. Lo que Pixar tiene a favor con respecto a Ghibli es que sus vacas sagradas son más jóvenes, y no son sólo dos.

El caso de Peter Sohn es bastante contradictorio. Su primer trabajo como director fue el que quizá sea el mejor corto que ha desarrollado la factoría Pixar: Partly Cloudy (2009), sobre la extraña relación entre una nube y una cigüeña. Sin embargo, todo el riesgo que se tomó en ese largometraje, con una historia tan atípica y unos personajes tan diferentes a lo visto anteriormente, se pierden en The Good Dinosaur. En esta película nos encontramos una trama bastante simplona: un niño (con cuerpo de dinosaurio) inseguro que quiere ser socialmente reconocido, y que lo consigue mediante un viaje tanto físico como psicológico. 

La historia es demasiado simple, y sobre todo demasiado previsible, como para ubicarla dentro de ese tipo de películas que han destacado en Pixar y que son, literalmente, para toda la familia. En este caso la inocencia de la trama también impregna la propuesta y descarta esas moralejas complejas y profundas a las que nos tienen acostumbrados. Además se le dota de un estilo demasiado sensiblero, en algunos casos hasta puntos exagerados, sin conseguir mantener ese equilibrio entre la sonrisa y la lágrima que tanto defendía Walt Disney.


Además de esto, la película está plagada de referencias o directamente copia escenas de otras películas, como la relación que existe entre el protagonista y su padre tomada claramente de The Lion King (1994), todo el viaje y búsqueda del hogar tomado de The Land Before Time (1988), encima con dinosaurios como protagonistas, o todas las referencias al cine western  que pueblan la película. Es la sensación de que no estamos ante un producto que proponga algo novedoso, que se muestre con una identidad singular y con una personalidad propia, sino que se limita a escoger elementos de otras obras para realizar un largometraje entretenido, simplemente.

Donde si encontramos novedades, y donde Pixar siempre es una garantía de calidad, es en el aspecto técnico de la película. Nos encontramos planos, secuencias, objetos y materiales perfectamente animados, con el uso de la luz y las sombras de manera hiperrealista. Mientras que los personajes están más caricaturizados y exagerados en algunos aspectos, los escenarios y en definitiva cualquier elemento natural que aparece en la cinta es una auténtica gozada para la vista. 

Sin embargo esto no compensa la parte de la historia, que vuelvo a repetir que no es mala, pero que no se encuentra ni mucho menos a la altura de otras obras del estudio. Pixar cuenta con algunos de los mejores realizadores de películas de animación de la actualidad, y su sombra es demasiado alargada para los nuevos directores que intentan hacerse un hueco en la factoría. Un problema que, de no solucionarse, puede pasar factura al estudio a largo plazo.


Carlos Sanz

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