John Lasseter siempre ha defendido desde sus primeros trabajos que una historia se debe poder contar en pocos minutos. En sus primeros cortos se encontró numerosos problemas para cumplir esta idea, ya que ideaba historias que requerían de más minutos de lo que un cortometraje le podía otorgar, pero que gracias a esto se convirtió en un especialista en condensar tramas, sentimientos y situaciones.
Esta filosofía la trasladó a su productora, Pixar, donde si por algo ha destacado desde su fundación es porque cada cortometraje que realizan es una auténtica maravilla en todos los sentidos. Estas obras se restringías a estar relacionadas con sus largometrajes, ya sean como cortos previos en la sala de cine o como pequeños spin-off de las películas. Afortunadamente, los artistas de Pixar trabajan también en obras independientes a las grandes producciones y gracias a esto podemos disfrutar de cortos como el de hoy.
Está dirigido por Andrew Coats y Lou Hamou-Lhadj, dos animadores de la compañía, que han podido realizarlo gracias a la tecnología de que dispone la productora. Al parecer, en Pixar alientan a sus animadores a utilizar sus programas y procesadores, siempre y cuando no interfiera en la producción de sus obras principales. Por eso han tardado 5 años en realizarlo, ya que han tenido que utilizar el poco tiempo libre de que disponían, fines de semana sobre todo.
Sin embargo la obra merece la pena, un gran ejemplo de cómo se puede contar una historia completa en menos de 7 minutos, en los que se pasa por flahsbacks, relaciones sentimentales entre personajes, arcos de transformación, momentos de acción, etc. Es curioso que hayan tomado como ambientación el western, ya que es un género que no se utiliza mucho en animación, pero que no limita la empatía y el poder emocionarnos con la obra. Disfrutadla.
Esta filosofía la trasladó a su productora, Pixar, donde si por algo ha destacado desde su fundación es porque cada cortometraje que realizan es una auténtica maravilla en todos los sentidos. Estas obras se restringías a estar relacionadas con sus largometrajes, ya sean como cortos previos en la sala de cine o como pequeños spin-off de las películas. Afortunadamente, los artistas de Pixar trabajan también en obras independientes a las grandes producciones y gracias a esto podemos disfrutar de cortos como el de hoy.
Está dirigido por Andrew Coats y Lou Hamou-Lhadj, dos animadores de la compañía, que han podido realizarlo gracias a la tecnología de que dispone la productora. Al parecer, en Pixar alientan a sus animadores a utilizar sus programas y procesadores, siempre y cuando no interfiera en la producción de sus obras principales. Por eso han tardado 5 años en realizarlo, ya que han tenido que utilizar el poco tiempo libre de que disponían, fines de semana sobre todo.
Sin embargo la obra merece la pena, un gran ejemplo de cómo se puede contar una historia completa en menos de 7 minutos, en los que se pasa por flahsbacks, relaciones sentimentales entre personajes, arcos de transformación, momentos de acción, etc. Es curioso que hayan tomado como ambientación el western, ya que es un género que no se utiliza mucho en animación, pero que no limita la empatía y el poder emocionarnos con la obra. Disfrutadla.
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