CALIFICACIÓN: ***
¿Cuál sería el resultado de unir Snowpiercer de Bong Joon-ho con cualquier películas de zombies, especialmente las realizadas en los últimos años que han tomado una vertiente más de género de acción? La respuesta es, básicamente, la película que nos ocupa hoy: la coreana Busanhaeng, que ya triunfó en el pasado festival de Sitges con el premio a Mejor Director. Y es que en esencia se trata de lo mismo aunque con algunos puntos diferentes.
Mientras que en la película de Joon-ho la humanidad se veía reducida a una jerarquización organizada por los vagones de un tren que nunca paraba, en esta los seres humanos que sobreviven a un apocalipsis zombie se autoimponen a permanecer en el tren como una especie de fuerte en el que poder sobrevivir. El medio de locomoción es claustrofóbico y a la vez lo único que les permite mantenerse con vida.
Porque durante la película se alternan momentos en los que los protagonistas están también fuera del tren, pero su situación fuera dista mucho de ser más segura que cuando están dentro. El tren se convierte no sólo en el escenario donde se desarrolla gran parte del metraje sino también en un personaje más, en un ente que condiciona a los demás actores por su fisionomía y por su ejemplificación como objetivo grupal.
Además, se trata de un escenario que aporta una gran variedad de situaciones, que la historia se encarga de desarrollar y de explotar al máximo. El reducido espacio y la proliferación de enemigos en él produce una constante ansiedad que marca el ambiente de la película y que se transmite al espectador continuamente. Lo que en un principio podría parecer una buena idea pero que podría agotarse rápidamente, se convierte en el mejor arma que tiene la película para contagiarnos ese desasosiego general.
Por otra parte, también hay que decir que los personajes no son uno de los puntos que se deberían destacar de la película. En general muy simplones, demasiado estereotipados, y que no destacan por un gran trabajo individualizado. Sin embargo en este tipo de películas esto no es lo principal, aunque eso no es excusa para dejarlo de lado. En las películas de terror lo principal son los momentos de acción, el efectismo visual y sonoro, y esta película tiene mucho de eso.
Otro de los premios con los que se hizo en Sitges fueron los Mejores Efectos Especiales y no fue casualidad. Tanto este campo como en el maquillaje existe un gran trabajo detrás y nos deja algunos momentos bastante impactantes, con gran dosis de acción al servicio del terror. Grandes grupos de infectados moviéndose a la vez, incluso provocando olas de seres, en el sentido más literal de la palabra, servirán para dejarnos pegados al asiento y con momentos que se nos grabarán en la retina.
Una grata sorpresa que podría ser una buena recomendación como película de Halloween. Aunque no se trate de una película de terror al uso, sí que se trata de un gran trabajo de géneros diferentes que se ponen al servicio del disfrute y de dejar al espectador con la sensación de haber pasado dos horas disfrutando.
FICHA TÉCNICA:
Director: Yeon Sang-ho. Intérpretes:Yoo Gong,
Ma Dong-seok,
Ahn So-hee,
Kim Soo-an,
Jung Yu-mi,
Kim Eui-sung,
Choi Woo-sik,
Jung Kyung-mi,
Shim Eun-kyung,
Choi Gwi-hwa. Guión: Yeon Sang-ho. Fotografía: Lee Hyung-deok. Nacionalidad: Corea del Sur. Duración: 118 min. Género: Terror, Acción, Suspense.¿Cuál sería el resultado de unir Snowpiercer de Bong Joon-ho con cualquier películas de zombies, especialmente las realizadas en los últimos años que han tomado una vertiente más de género de acción? La respuesta es, básicamente, la película que nos ocupa hoy: la coreana Busanhaeng, que ya triunfó en el pasado festival de Sitges con el premio a Mejor Director. Y es que en esencia se trata de lo mismo aunque con algunos puntos diferentes.
Mientras que en la película de Joon-ho la humanidad se veía reducida a una jerarquización organizada por los vagones de un tren que nunca paraba, en esta los seres humanos que sobreviven a un apocalipsis zombie se autoimponen a permanecer en el tren como una especie de fuerte en el que poder sobrevivir. El medio de locomoción es claustrofóbico y a la vez lo único que les permite mantenerse con vida.
Porque durante la película se alternan momentos en los que los protagonistas están también fuera del tren, pero su situación fuera dista mucho de ser más segura que cuando están dentro. El tren se convierte no sólo en el escenario donde se desarrolla gran parte del metraje sino también en un personaje más, en un ente que condiciona a los demás actores por su fisionomía y por su ejemplificación como objetivo grupal.
Además, se trata de un escenario que aporta una gran variedad de situaciones, que la historia se encarga de desarrollar y de explotar al máximo. El reducido espacio y la proliferación de enemigos en él produce una constante ansiedad que marca el ambiente de la película y que se transmite al espectador continuamente. Lo que en un principio podría parecer una buena idea pero que podría agotarse rápidamente, se convierte en el mejor arma que tiene la película para contagiarnos ese desasosiego general.
Por otra parte, también hay que decir que los personajes no son uno de los puntos que se deberían destacar de la película. En general muy simplones, demasiado estereotipados, y que no destacan por un gran trabajo individualizado. Sin embargo en este tipo de películas esto no es lo principal, aunque eso no es excusa para dejarlo de lado. En las películas de terror lo principal son los momentos de acción, el efectismo visual y sonoro, y esta película tiene mucho de eso.
Otro de los premios con los que se hizo en Sitges fueron los Mejores Efectos Especiales y no fue casualidad. Tanto este campo como en el maquillaje existe un gran trabajo detrás y nos deja algunos momentos bastante impactantes, con gran dosis de acción al servicio del terror. Grandes grupos de infectados moviéndose a la vez, incluso provocando olas de seres, en el sentido más literal de la palabra, servirán para dejarnos pegados al asiento y con momentos que se nos grabarán en la retina.
Una grata sorpresa que podría ser una buena recomendación como película de Halloween. Aunque no se trate de una película de terror al uso, sí que se trata de un gran trabajo de géneros diferentes que se ponen al servicio del disfrute y de dejar al espectador con la sensación de haber pasado dos horas disfrutando.
Carlos Sanz
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