En Pixar nos tienen muy malacostumbrados. En todos los sentidos. Por una parte llevan años realizando obras de tanta calidad que en cuanto bajan un poco el listón ya son criticados, sobre todo con el tema de las secuelas que han demostrado que pueden llegar a ser auténticas maravillas, como la trilogía de Toy Story. Es normal también que con la capacidad que han demostrado para asombrarnos con historias únicas, les exigamos bastante.
Por otra parte también nos han malacostumbrado con el tema de los cortos previos a sus películas. Podríamos enumerar unos cuantos que son auténticas obras maestras del formato, como Partly Cloudy o Day & Night, entre muchísimos otros. Este año, con el estreno de Finding Dory, han vuelto a ser fieles a su filosofía regalándonos otra maravilla en poco más de seis minutos.
En un primer momento saben atraparnos con un espectacular impacto visual: el realismo y a la vez el expresionismo de las imágenes son brutales, que consigue hacernos olvidar que estamos ante imágenes generadas por ordenador. El escenario cobra vida y Alan Barillaro, su director, nos cuenta una historia sencilla pero a la vez cargada de metáforas y moralejas, algo a lo que también nos tienen acostumbrados en el estudio. El resultado es uno de los mejores cortos animados que se han realizado en los últimos años, sin duda.
Y con este nivel ¿cómo no vamos a exigirles que en su siguiente trabajo mantengan por lo menos el listón? Viendo de lo que son capaces, es normal que queramos más y que esperemos más, y que ellos sean capaces de volver a sorprendernos. Tendremos que esperar a su siguiente película, Cars 3, que llegará el próximo verano, para comprobarlo.
Por otra parte también nos han malacostumbrado con el tema de los cortos previos a sus películas. Podríamos enumerar unos cuantos que son auténticas obras maestras del formato, como Partly Cloudy o Day & Night, entre muchísimos otros. Este año, con el estreno de Finding Dory, han vuelto a ser fieles a su filosofía regalándonos otra maravilla en poco más de seis minutos.
En un primer momento saben atraparnos con un espectacular impacto visual: el realismo y a la vez el expresionismo de las imágenes son brutales, que consigue hacernos olvidar que estamos ante imágenes generadas por ordenador. El escenario cobra vida y Alan Barillaro, su director, nos cuenta una historia sencilla pero a la vez cargada de metáforas y moralejas, algo a lo que también nos tienen acostumbrados en el estudio. El resultado es uno de los mejores cortos animados que se han realizado en los últimos años, sin duda.
Y con este nivel ¿cómo no vamos a exigirles que en su siguiente trabajo mantengan por lo menos el listón? Viendo de lo que son capaces, es normal que queramos más y que esperemos más, y que ellos sean capaces de volver a sorprendernos. Tendremos que esperar a su siguiente película, Cars 3, que llegará el próximo verano, para comprobarlo.
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