Kimi no na wa (Your Name)

CALIFICACIÓN: ***½


FICHA TÉCNICA:
Director: Makoto Shinkai. Intérpretes: Ryûnosuke Kamiki, Mone Kamishiraishi, Ryô Narita, Aoi Yuki, Nobunaga Shimazaki, Kaito Ishikawa, Kanon Tani, Masaki Terasoma. Guión: Makoto Shinkai. Música: Radwimps. Nacionalidad: Japón. Duración: 106 min. Género: Drama, Ciencia Ficción, Romance.

Quizá no sea aún demasiado reconocido por el gran público, pero Makoto Shinkai ha sabido gestarse una gran reputación como director de animación en su país natal, y sobre todo ha conseguido ir definiendo un estilo muy particular que le diferencia de otros compañeros de profesión. Eso es lo que ha hecho grande a los principales referentes del anime japonés, y Shinkai también va camino de ello.

En sus obras, que en la mayoría de las ocasiones también se encarga de escribir, el romance entre sus personajes suele marcar el ritmo de la historia, siendo el principal eje alrededor del cual transcurre el metraje. Este punto de partida se centra en los sentimientos de los personajes, que suelen ser la parte más importante de la historia, pero que de alguna manera sólo sirven como punto de partida para añadir elementos más novedosos y para reflexionar sobre otro tipo de aspectos.



Respecto a esto, las películas de Shinkai suelen tener enormes dosis de elementos fantásticos, pero no generando un mundo totalmente irreal e imaginario, sino fundiéndose perfectamente con la propia realidad. Sus películas, en cuanto a sus diseños, paisajes y personajes, buscan la mayor naturalidad posible y suelen estar ambientados en la actualidad, pero a partir de ellos se generan otros universos paralelos que enriquecen aún más estas historias mundanas que por otra parte ya existen numerosos directores que las han tratado y explotado. Este aspecto es el que le distingue de otros compañeros y que vuelve a utilizar de manera muy peculiar en sus última película.

Sin embargo no se trata de una difuminación de la realidad y la ficción como solía hacer, por ejemplo, el desaparecido Satoshi Kon, sino que en las películas de Shinkai se produce de una manera más física que psicológica. No se trata de la introspección de los personajes y las vivencias que trastocan la realidad que observan sino de la propia realidad que se transforma a su alrededor, de alteraciones que se producen y de cómo conviven con ellas. Por eso no dejan de ser películas de un gran naturalismo, y en esta última se encarga de reflejar muy bien cómo puede ser la vida en un pequeño pueblo de Japón en contraste con la ajetreada vida de Tokio.

El punto de partida de la historia es algo que ya hemos visto en numerosas películas cómicas, especialmente de Hollywood: el cambio de identidades de dos personajes y cómo deben enfrentarse a esta nueva situación, completamente desconocida para ellos. Los personajes no saben por qué ha sucedido, ni hay una razón para ello puesto que no existe ninguna relación entre ellos, de hecho ni siquiera son de la misma ciudad, ni del mismo género. En un principio suena a idea demasiado manida, aunque la clave en un pricipio es que estos cambios de identidad sólo duran un día, por lo que al día siguiente vuelven a retomar su identidad. 




Este es el germen de todo lo que viene después, que es mucho más ya que uno de los principales atractivos de la película es la cantidad de puntos de giro que cuenta en su metraje, algunos realmente sorprendentes que ponen todo anterior patas arriba, ya que la historia generada por Shinkai mantiene unos márgenes muy determinados de los que no se sale, pero a la vez se permite muchas licencias que dan mucho juego a esa base. Con ello consigue una historia muy rica y con tantos momentos sorprendentes que en algunos momentos el espectador no puede evitar sentirse un poco desamparado o desubicado dentro del contexto.

Además del gran trabajo en la historia y en la originalidad de la propuesta, Shinkai siempre ha demostrado una gran calidad en la animación de sus películas, aplicando las nuevas tecnologías de una manera muy evidente para mejorar su aspecto visual. Con ello consigue una película atractiva tanto para los que buscan una historia de amor de gran impacto estético como para los que demandan una trama más elaborada con un guión lleno de sorpresas. El director logra un perfecto equilibrio entre ambas y nos deja una película más que disfrutable para todos los públicos.

 Carlos Sanz

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