Moana

CALIFICACIÓN: ***


FICHA TÉCNICA:
Director: John Musker, Ron Clements, Don Hall, Chris Williams. Intérpretes: Auli'i Cravalho, Dwayne Johnson, Rachel House, Temuera Morrison, Jemaine Clement, Nicole Scherzinger, Alan Tudyk. Guión: Jared Bush. Música: Opetaia Foa'i, Mark Mancina, Lin-Manuel Miranda. Nacionalidad: Estados Unidos. Duración: 113 min. Género: Aventuras, Musical.

Durante los años 80, Disney vivió una de las estapas más duras de su extensa historia: sus películas ya no atraían al público tanto como en sus años dorados, les faltaba esa frescura que supieron darle sus principales animadores entre los años 50 y 60, legándonos grandes clásicos. Los 70 supusieron una etapa de transición de estos años tan prolíficos, pero una década después no surgían grandes directores que pudieran tomar el relevo de los principales animadores de la factoría, por lo que sus obras se resintieron.

Sin embargo, a finales de los 80 apareció The Little Mermaid (1989), una película basada en el cuento de Hans Christian Andersen que supuso un cambio radical entre lo que se hacía antes en Disney y lo que se hizo a partir de entonces. Los responsables de esta película fueron John Musker y Ron Clements, que también se encargaron de otros clásicos como Aladdin (1992) o Hercules (1997).


Su último largometraje, Moana, se podría asemejar a ese gran éxito que consiguieron a finales de los 80: una protagonista fuerte, decidida, que forma parte de una jerarquía superior en la sociedad y que por lo tanto debe su destino a lo que se espera de ella, no a sus impulsos personales, pero cuyos sentimientos la llevan a romper con esta tradición para conseguir ser feliz, aun a salvo de enfrentarse a sus progenitores.

Una idea muy aplaudida a finales de los 80, a la que además se le unían otros elementos como un gran trabajo de secundarios y una banda sonora excepcional. Sin embargo, casi 30 años después, estos recursos ya han sido demasiado utilizados en muchas películas, y su reutilización resulta demasiado manida a estas alturas. Por eso el primer acto de la película produce un déjà vu en el espectador que se intenta suavizar durante el resto del metraje pero que no termina de desaparecer.

No termina de ser una apuesta arriesgada y fresca como lo fue en su día The Little Mermaid sino que juega sobre seguro, sobre recursos que llevan décadas funcionando en Disney pero que tienen fecha de caducidad, y parece que ya ha llegado. Sin embargo, hay que aclarar que Moana no es una mala película, ni mucho menos, principalmente por dos factores: la banda sonora y su acabado técnico.


Por una parte se ha vuelto a recuperar uno de los buques insignia de la factoría Disney: la banda sonora en sus película animadas, regalándonos grandes canciones que tienen una cabida perfecta en el desarrollo de la trama y en la presentación de personajes. En Frozen (2013) ya se cuajó un gran éxito con su canción principal, pero en Moana podemos encontrar unas cuantas más (You're Welcome, How Far I'll Go, Shiny o We Know The Way). Canciones que recuerdan a lo mejor que ha dado Disney en sus muchos largometrajes: música pegadiza, letra reveladora y utilización del medio musical para seguir el desarrollo de la historia sin ralentizarla. A este respecto también hay que destacar el gran trabajo de voces que han realizado intérpretes como Auli'i Cravalho, Dwayne Johnson o Jemaine Clement.

El otro aspecto a destacar de la película es el técnico. Es evidente que nos encontramos con la factoría de animación más grande y económicamente poderosa del mundo, por lo que si queremos saber dónde se encuentran los últimos avances tecnológicos en este campo, no hace falta buscar más. Sin embargo no estoy hablando sólo de la calidad de la animación, que está a años luz de cualquier competencia, sino también de los diseños tanto de personajes como de escenarios (a este respecto la competencia con otros estudios está más pareja).  



Teniendo en cuenta que se trata de una película donde el mar tiene un papel muy importante, literalmente, es lógico pensar que la exigencia en conseguir un resultado realista y constante era mayor. Pero también se nota un gran trabajo en los personajes, en aspectos como su pelo, en los materiales de la ropa o de los objetos que utilizan. Todo para conseguir la mayor sensación de realismos dentro de la caricaturización que rige sus anatomías.

Es evidente tras ver la película que existe un gran trabajo tras ella, en todos los ámbitos. Aunque el que más destaque sea el aspecto visual, la historia también intenta mostrar algo diferente, algo con lo que sorprender a un espectador por otro lado saturado de obras audiovisuales. Sin embargo su base es demasiado clásica y poco arriesgada, lo que acaba lastrando el conjunto.




Carlos Sanz

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