Una de las principales herramientas que hacen que una película de terror sea efectiva, que consiga que el espectador salte de su asiento en momentos clave, es el sonido. Los efectos sonoros bien utilizados dan un gran valor a una obra audiovisual, pero en el género de terror son especialmente esenciales para transmitir la inquietud de la atmósfera y hacernos sentir incómodos.
Podríamos pensar que la mayoría de estos sonidos se han grabado en estudio y son remodelados y refinados mediante sintetizadores y tecnología digital. Y no estaríamos muy alejados de la realidad en algunos casos. Sin embargo hay otros técnicos como Mark Korven que prefieren utilizar herramientas más tradicionales pero igualmente efectivas.
Así, junto con Tony Duggan-Smith crearon la llamada "Máquina del Miedo", que mediante utensilios convencionales como cuerdas, reglas, madera o láminas de metal se consiguen generar todos esos sonidos que nos ponen los pelos de punta en la sala de cine. Es sorprendente que se consigan de forma tan sencilla sonidos ambientales y tan escalofriantes, pero desde luego resultan muy efectivos cuando se implementan en una película.
Podríamos pensar que la mayoría de estos sonidos se han grabado en estudio y son remodelados y refinados mediante sintetizadores y tecnología digital. Y no estaríamos muy alejados de la realidad en algunos casos. Sin embargo hay otros técnicos como Mark Korven que prefieren utilizar herramientas más tradicionales pero igualmente efectivas.
Así, junto con Tony Duggan-Smith crearon la llamada "Máquina del Miedo", que mediante utensilios convencionales como cuerdas, reglas, madera o láminas de metal se consiguen generar todos esos sonidos que nos ponen los pelos de punta en la sala de cine. Es sorprendente que se consigan de forma tan sencilla sonidos ambientales y tan escalofriantes, pero desde luego resultan muy efectivos cuando se implementan en una película.
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