CALIFICACIÓN: ****
FICHA TÉCNICA:
Dirección: Chloé Zhao. Intérpretes: Frances McDormand, David Strathairn, Linda May, Charlene Swankie, Bob Wells, Gay DeForest, Patricia Grier. Guion: Chloé Zhao. Fotografía: Joshua James Richards. Nacionalidad: Estados Unidos. Duración: 108 min. Género: Drama.
Cuando terminas de ver Nomadland, lo primero que piensas es si se trata de un documental o de una película de ficción. Porque tanto el formato, los actores, las situaciones y puesta en escena se muestran de una manera tan natural, buscando de manera tan clara la verosimilitud que es difícil distinguir dónde termina la ficción y dónde comienza lo real.
Eso dentro de la parte subjetiva, porque si nos atenemos a los datos podríamos concluir que efectivamente la película está más cerca del cine documental. Y es que al igual que Chloé Zhao consiguió en su anterior largometraje, The Rider (2017), su reparto lo componen en gran medida personas que no son actores profesionales, y no solo eso sino que va más allá: en realidad se están interpretando a sí mismos.
¿Entonces dónde podríamos decir que acaba la ficción y comienza lo real en Nomadland? Es difícil de decir pero parece que la intención de Zhao es que tomemos todo ello como real, desde el primer minuto, como una historia verídica con personajes auténticos. Y desde luego que lo consigue. Porque lo mejor que tiene la cinta es que desde el primer momento nos consigue sumergir en la historia, nos atrapa y no nos suelta hasta el final.
Eso en parte es consecuencia del trabajo que realiza Zhao tras las cámaras, con una fotografía que demuestra que el cine digital también puede dejarnos imágenes hermosas. Pero otra gran parte de mérito tiene el reparto que está frente a la cámara. Porque muchos de ellos no son profesionales y en realidad no están interpretando, en el sentido literal de la palabra, pero que quizá gracias a eso consiguen transmitir esa veracidad que caracteriza a la película.
Capitaneándolos a todos ellos se encuentra Frances McDormand que, por enésima vez, nos vuelve a regalar otra actuación espectacular. Es verdad que se trata de ese tipo de papeles en los que encaja tan bien, personajes al margen de la sociedad que tienen que adaptarse para sobrevivir y sobreponerse a todos los obstáculos que le salen al camino, pero por otra parte también sabe desenvolverse como epicentro de la historia, dando vida a personajes fuertes e icónicos.
En esta ocasión se trata de Fern, una mujer que, por vicisitudes del destino, se ve abocada a vivir en una furgoneta recorriendo Estados Unidos dependiendo de la temporalidad de sus trabajos. Sin embargo lo que para el resto puede parecer un problema que debe resolverse, para ella es un estilo de vida del que no puede, y no quiere, desprenderse.
Se trata de una reflexión no solo del estilo de vida de estos nómadas sino sobre todo del resto de personas que la rodean. De cómo la seguridad de un hogar parece significar que debe mantenerse anclado a un lugar aunque obligatoriamente no sea así. Un punto de vista de otra manera de vivir que no quieren compasión, que son felices rodeándose de experiencias más que de objetos, algo que contrasta claramente con el estilo de vida autoimpuesto actualmente. Y la propia Fern lo resume de la mejor manera.
No, I'm not homeless. I'm just house-less. Not the same thing, right?
Carlos Sanz
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